#1465-No a la nueva ley de semillas

“Desde hace unos  trescientos sesenta millones de años, las plantas vienen produciendo semillas fecundadas, que generan nuevas plantas y nuevas semillas, y nunca han cobrado nada por ese favor que nos hacen. Pero en 1998 fue otorgada a la empresa Delta and Pine la patente que santifica la producción y la venta de semillas estériles, que obligan a comprar nuevas semillas en cada siembra. A mediados de agosto del año 2006, la empresa Monsanto, de sacro nombre, se adueñó de la Delta and Pine, y también de la patente. Así Monsanto consolidó su poder universal: las semillas estériles, llamadas semillas suicidas o semillas Terminator, integran el muy lucrativo negocio que también obliga a comprar herbicidas, pesticidas y otros venenos de la farmacia transgénica. En la pascua del año 2010, pocos meses después del terremoto, Haití recibió un gran regalo de Monsanto: sesenta mil bolsas de semillas producidas por la industria química. Los campesinos se juntaron para recibir la ofrenda, y quemaron todas las bolsas en una inmensa hoguera.”
Las semillas suicidas.Eduardo Galeano.

Pero el mercado manda, y los títeres de turno le obedecerán sin dudar y  firmaran la ley hecha a medida de las grandes empresas de semillas transgénicas , lo cual generará la imposibilidad de guardar semillas campesinas, la pérdida de soberanía,  y la  mayor concentración de tierras expandiendo las fronteras agropecuarias, arrasando con todo lo que se ponga a su paso: semillas nativas, bosques, ríos que son patrimonio de los pueblos que los habitaron y habitan desde el devenir de los tiempos. Ellos buscan la desaparición de la agricultura familiar, campesina e indígena, que producen un alto porcentaje de los alimentos que consumimos en nuestro país de forma agroecológica, sin agro tóxicos., pero a pesar de tanta sangre derramada en nuestras tierras, , hay que seguir dando la lucha por la soberanía alimentaria”.
Las corporaciones del agronegocio están negociando con el Estado los lineamientos generales de un nuevo marco legal que busca otorgarles a las semilleras (Bayer-Monsanto, Syngenta-Chemchina, Basf, entre otras) la posibilidad de terminar con el “derecho de uso propio” de los agricultores, y así cobrar regalías cada vez que se utilice una semilla sujeta a derechos de obtentor (las empresas). De aprobarse, cualquiera que hoy guarda las semillas para plantar deberá declarar cuántas va a guardar y, luego, pagar regalías. Esto criminaliza la semilla, un bien de la historia y la humanidad,  y va en contra de la esencia de la agricultura, que es la continuidad de tantos años de historia en traspaso de semillas. Ahora quieren que, si uno no la declara, vaya preso o pague multas tremendas”.
“TODAS las semillas que hoy alimentan a la humanidad y que comercializan las grandes corporaciones son fruto del trabajo colectivo de los pueblos. Tenemos la posibilidad de producir alimentos saludables para todos nosotres. Así lo están demostrando las organizaciones campesinas, de productores/as familiares e indígenas que producen entre el 70 y 80% de los alimentos que consumimos quienes habitamos en Argentina”. Aun suscribiendo al Convenio 169 de la OIT (1989), no cumple con la obligación de consultar a los pueblos originarios sobre las medidas que afecten a sus recursos naturales. Desconoce además, la ley 27.118 (2004) de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar para la construcción de una Nueva Ruralidad en nuestro país, que permite y resguarda el libre intercambio y reproducción.
Las corporaciones se lanzaron hace 50 años, con la llamada ´revolución verde´, al dominio de las semillas para controlar la alimentación y hacer que tengamos mercancías en lugar de comida. Avanzaron mucho por varios caminos: Monsanto, Bayer y Syngenta manejan más del 50 por ciento del mercado de semillas del mundo. Es una concentración tremenda. También manejan el uso de la tecnología y de semillas como la Terminator, una semilla que se autodestruye. Esta es la batalla de los pueblos para controlar las semillas. Hay una dura pelea por delante para que la alimentación no dependa de las corporaciones”.
Más de 300 organizaciones campesinas, de agricultura familiar, de soberanía alimentaria, sindicales y de derechos humanos firmaron el rechazo al plenario convocado por la Comisión de Agricultura de Diputados para tratar una nueva Ley de Semillas. (Noviembre 2018)
El vínculo entre la semilla, la tierra y la humanidad es embrionario y primitivo, es cimiento de la cultura, es la vida que viene

Por el derecho de uso propio de los agricultores
Por una alimentación sana, sin venenos, diversa y soberana
Libertad para sembrar un futuro más justo e igualitario
Las semillas son patrimonio de la humanidad