
El negacionismo y los promotores del gatillo fácil llegan con bombos y platillos a la Cámara de Diputados de la Nación (y a varias cámaras provinciales y de ediles municipales). Villarruel, Milei, Espert, Píparo, etc. son la punta del iceberg de algo más profundo y preocupante: la regeneración y salida a escena de una derecha fascista que se atreve a mostrar a cara descubierta su “real” política al servicio de los grandes intereses monopólicos, y dada su voracidad tiene como objetivo anular todas las conquistas obreras y populares. Consecuentemente esa política necesita derribar las barreras objetivas y subjetivas que hemos construido a lo largo de estos años en materia de DDHH.
La lucha por Memoria, Verdad y Justicia en la etapa post dictatorial se construyó como eco de las movilizaciones hacia dentro de los juzgados y si bien tuvo altibajos ha sido una constante, desde las marchas de la Madres y Abuelas en dictadura, pasando por las de la Obediencia debida y el Punto Final, por las de los indultos, por cada acto de aniversario del golpe, en cada escrache a los genocidas y denunciando cada domiciliaria. Junto a los organismos de DDHH y sectores populares logramos desenmascarar, en gran medida la teoría de los dos demonios, pudimos dar por tierra con las leyes de impunidad, llegamos y sostuvimos la realización de los juicios y paramos el 2×1 de la Corte que pretendía equiparar los crímenes de lesa humanidad con la delincuencia social.
Estas luchas redundaron en logros importantes, algunos inéditos en otras partes del mundo como son los juicios, el reconocimiento del genocidio, recuperación de identidades, etc. En particular en lo que hace a los ex detenidos/as, a partir de habernos constituido en la memoria viva del genocidio, el transformarnos en las voces de quienes no pudieron salir del infierno genocida, nos valió el haber trocado la desconfianza inicial en reconocimiento, referencia y fuente de consulta.
Esos avances sobrepasaron los límites de las políticas de DDHH con respecto al genocidio dictatorial y por primera vez en la historia, hace 20 años, una movilización popular, a la par de una situación política propicia, daba por tierra con un gobierno electo en las urnas que a la vez de quedarse con los ahorros de gran parte del pueblo, pretendió profundizar el avasallamiento de las conquistas laborales, previsionales y de enseñanza gratuita en todos los niveles iniciado en la dictadura y continuado en el menemismo.
En la convicción que la memoria de los y las 30.000 se defiende reivindicando su militancia y siendo coherentes con sus ideales, nos solidarizamos y acompañamos todas las luchas de hoy. Como respuesta, los negacionistas atacan esa memoria en el plano simbólico, vandalizando símbolos y sitios de memoria. Lo hacen no solo porque reivindican al genocidio, sino también por la comprensión en que la memoria va unida a la construcción de un presente distinto y diametralmente opuesto al que la derecha promueve. De allí la congruencia de estas corrientes con el negacionismo al genocidio dictatorial, los objetivos son los mismos, buscan profundizar la transferencia de riqueza a manos de esa burguesía monopólica y agro exportadora en desmedro de los sectores populares.
La transmisión por TikTok de la destrucción de un Pañuelo de las Madres, el tachar en varios lugares la cifra de nuestros 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas, pidiendo perdón al genocida Videla, y tantos otros actos vandálicos en clubes, plazas, escuelas, fábricas, en CABA, Berisso, Campana, Mar del Plata y podríamos continuar con el lamentable listado, son solo algunos ejemplos de este accionar.
Pero decíamos no son los únicos que arengan discriminación hacia los sectores más vulnerables, que son los pibes y pibas de los barrios pobres. Buscan otra vez crear una condición subjetiva sobre la inseguridad, y apuntan nuevamente a la construcción de un enemigo interno: los jóvenes pobres, villeros o morochos con la gorrita.
Durante el gobierno de Macri donde también se atacó esta memoria colectiva negando la represión dictatorial y apoyando el gatillo fácil de las policías. En el período macrista se intentó desmantelar todo lo público, en especial se desarticularon organismos de investigación de los delitos económicos de la dictadura, delitos en los cuales la familia Macri y muchos de los referentes de ese gobierno están implicados. Se avanzo en leyes previsionales en contra del salario de los y las jubilados y jubiladas y se aumentó la edad para acceder a la jubilación. En el intento, frenado por las movilizaciones, de realizar la reforma laboral, se detuvieron a varios compañeros que sufrieron la cárcel y aun hoy siguen procesados.
El fenómeno a analizar, más allá del repudio por la asunción de estos diputados y diputadas, son las causas que permiten a estos personajes el llegar a cargos electivos mientras vociferan su anti democracia y su apoyo explícito a la ejecución sumaria a manos de la policía. Ya no es aquella célebre frase de Menem “Si yo decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”. Estos lo dicen y los votan, por lo cual el problema es doble, por un lado muestra que hay condiciones políticas que permiten que una cantidad importante del pueblo vote a sus propios verdugos y por otro hay una severa falla en la legislación que permite a estos rufianes llegar a cargos electivos. La relativa validación en las urnas y en los medios de comunicación de esta derecha les permite ir por más, pregonando la anulación de conquistas históricas como la indemnización y la libertad de asociación y allí donde son gobierno ponen en práctica códigos contravencionales que expresamente prohíben, reprimen y criminalizan la protesta.
De la mano de la crisis del capitalismo, ahora profundizada por la pandemia, de la falta de respuestas adecuadas desde la centro izquierda, en tanto gobiernos tibiamente reformistas y de la izquierda para poder convertirse en alternativa de dirección de un cambio social, hay un consenso en varias partes del mundo a favor de teorías de extrema derecha (Vox en España, Trump, Bolsonaro, Piñera,Kast,Duque, etc.). En este aspecto hay, también, una estrategia de la derecha en el mundo, que si bien no es nueva, se ha generalizado y convertido en pandémica, que es la utilización de las noticias falsas (Fake News) como método político de desprestigio que de la mano de poderes judiciales cómplices, generan condiciones para llegar a los gobiernos como nuevas formas de golpes de Estado.
Fuimos consecuentes en la exigencia de juicio y castigo y en el no olvidar y no perdonar, pero no vimos o no analizamos esta posibilidad que ahora se concreta en la contraofensiva del negacionismo, que si bien nunca dejó de manifestarse, hoy lo hace descaradamente reivindicando al terrorismo de Estado. Tal vez por esta razón no empujamos con fuerza la sanción de leyes que penaran al negacionismo. Desde ningún acto de repudio al golpe, a pesar de las masividades de los mismos, se exigió la sanción de esas leyes.
Las acciones de gobierno, sea por presión de los medios, sea por convicción propia, sea por la pandemia u por una conjunción de todos ellos, objetivamente no ayudan. El dejar el control social de la pandemia en manos de las fuerzas represivas, la desaparición de Facundo Astudillo Castro, la represión y desalojo en Guernica, la de estos días en Wilde, la designación como ministro de seguridad a Anibal Fernandez en Nación y el sostener a Berni en prov. de Bs. As. sólo para nombrar algunas, son también una muestra de un rumbo hacia la derecha que crea confusión, de tal manera que muchas veces cuesta diferenciar la política represiva de este gobierno con la de Cambiemos. Las declaraciones de mutuo acuerdo de Berni con Patricia Bullrich, el despliegue policial, en estos días, en Miramar ante la movilización de un pueblo que exige justicia por el asesinato a Luciano Olivera a manos de la policía, son claras muestras de esto.
Afirmamos , que hay un pueblo que durante muchos años luchó y sigue luchando contra la impunidad, y que desde hace más de 40 años en que todos los 24 de marzo llena las plazas del país , honrando la memoria de los 30 mil compañeros y compañeras desaparecidos/as y repudiando toda política que sea contraria a la vida, intentando siempre construir una memoria histórica que honre a una generación que luchó para que todos podamos vivir dignamente, con una justicia plena, que permita vivir en dignidad, con derechos civiles y políticos, pero también sin impunidad , con MEMORIA, VERDAD, Y JUSTICIA.
14 DE DICIEMBRE DE 2021
ASOCIACIÓN DE EX DETENIDOS DESAPARECIDOS (AEDD)