#1797-24 de Marzo. A 48 años del golpe genocida

El 24 de marzo se cumplen 48 años del golpe genocida. Nuevamente nuestro pueblo sale a las calles, a lo largo y ancho del país, para repudiar este trágico hecho de nuestra historia.

Pero este aniversario transcurre en medio de un peligroso avance de los sectores que niegan el genocidio y justifican la última dictadura. Por eso, hoy reivindicamos con más fuerza que nunca a nuestros y nuestras 30.000 compañeros detenidos desaparecidos y compañeras detenidas desaparecidas. Ellos y ellas lucharon por un país sin opresión, sin explotación, con independencia económica y soberanía política. Sostenemos sus luchas, seguimos buscando Justicia, manteniendo la Memoria y ofreciendo la Verdad. NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.

Aquel golpe de 1976 estuvo precedido por el asesinato impune de cientos de compañeros y compañeras en manos de la triple A, la CNU y otras bandas fascistas. Y no podemos olvidar que en el año 1975 comenzó en Tucumán el Operativo Independencia, ensayo del genocidio que luego se implantaría en todo el territorio nacional. Los diarios y noticieros de aquella época contribuyeron a crear un clima golpista hablandole a la sociedad de desgobierno, descontrol y de funcionarios corruptos, presentando al fascismo como el único que podía traer el orden y combatir la corrupción y la violencia. Este fue el prólogo de aquella dictadura que se dedicó a entregar nuestros recursos, beneficiando a los más grandes monopolios en perjuicio de la inmensa mayoría del pueblo a quien le dejó una deuda externa impagable.

Nos quisieron domesticar con muertes, dolor y ausencias, imponiéndonos el miedo y llenándonos de silencio. Para concretar sus planes, necesitaban terminar con la generación que se entregó sin reservas a la lucha por un mundo sin explotadores y explotados. Por eso caracterizaron a los opositores políticos como el subversivo, el enemigo de la sociedad occidental y cristiana al que había que aniquilar y se sirvieron de cientos de Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE). La dictadura secuestró, torturó, violó, asesinó, se apropió de niños y desapareció a miles de personas, encarceló y obligó al exilio a otros tantos. Toda actividad política y social fue perseguida, intentando así destruir el entramado solidario de la sociedad.

El genocidio que asoló nuestro país tuvo como objetivo reorganizar el país para implementar un plan económico y social al servicio de los monopolios, las grandes empresas y el capital financiero. Todo ello a costa del hambre y la miseria de la población.

Pero no consiguieron callarnos, mucho menos borrar la memoria de la lucha y la organización de nuestro pueblo. En plena dictadura las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se pararon frente al poder para exigir la aparición con vida de sus hijos e hijas y la restitución a sus familias de los bebés apropiados. Poco a poco se fueron organizando en las fábricas y universidades las resistencias que, luego de la derrota en Malvinas empujaron y dieron fin a la dictadura. También dentro de los CCDTyE hubo resistencia cuando, cada compañero o compañera se esforzaba para recordar y conservar un nombre, un lugar, una escalera, un ruido, el apodo de algún torturador, mientras daba una palabra de aliento a otro secuestrado o a otra secuestrada. Fueron estos retazos de memoria, conservados por los y las sobrevivientes los que generaron luego la posibilidad de los juicios a los genocidas.

Cada paso que se dió contra la impunidad fue ganado en las calles por el pueblo. Nada fue regalado por un juez, un fiscal o algún funcionario. Fue nuestro pueblo quien salió a las calles a exigir juicio y castigo a pesar de la ley de auto-amnistía de la dictadura, y quien consiguió el juicio, aunque maniatado, contra las juntas militares. Luchamos contra las leyes de Punto final y Obediencia Debida del gobierno radical y los indultos menemistas. Exigimos incansablemente su anulación hasta que en el año 2003, tras la gran rebelión del 2001, el mismo congreso que una y otra vez negó su tratamiento, dio por tierra aquellas leyes de impunidad.

Se abrió entonces una nueva etapa de juicios a los genocidas que continúa hasta hoy. Pero el poder judicial cómplice sigue actuando a favor de la impunidad desguazando las causas, actuando con lentitud, produciendo juicios a cuenta gotas, por algunos compañeros y compañeras e imputando la responsabilidad a unos pocos genocidas. Cuando finalmente se consiguen las condenas de algunos, la Corte Suprema sólo da sentencia firme a unas pocas, evitando resolver en las causas restantes. Por eso a 40 años de terminada aquella dictadura, en proporción hoy no hay más de dos condenados por campo de concentración de los más de 742 que funcionaron en esa época y son más del 80 % de los genocidas los que gozan de la prisión domiciliaria. Estas demoras en realizar los juicios y en confirmar las condenas, produce lo que denominamos “impunidad biológica” ya que la gran mayoría de los genocidas mueren tranquilamente en sus casas, ya sea por no haber sido juzgados o gozar del beneficio de la domiciliaria que muchas veces ni siquiera respetan. Mientras los represores son amparados por el poder judicial los testigos están desprotegidos. Muchos de ellos y ellas son amenazados y amenazadas por el hecho de dar testimonio en sede judicial. El asesinato de Silvia Suppo y la desaparición de Julio López son la demostración caval de esta impunidad.

Como siempre dijimos, la impunidad de ayer genera la impunidad de hoy. En los gobiernos constitucionales, exigimos justicia por todos los luchadores populares y las víctimas de gatillo fácil. Entre ellos: Andrés Nuñez, Miguel Bru, Teresa Rodríguez, Victor Choque, los asesinados el 19 y 20 de diciembre, el pocho Lepratti, Kosteki y Santillan, Fuente Alba, Luciano Arruga, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Facundo Castro.

Los sectores económicos que planificaron y se beneficiaron con el genocidio nunca fueron juzgados por su responsabilidad en el plan sistemático de exterminio. Estos mismos sectores son los que hoy, de la mano de Milei y cia, vienen a quitarnos nuestros derechos para profundizar la concentración de las riquezas en sus manos y la de sus socios imperialistas.

La derecha recalcitrante y entreguista de Macri que firmó un acuerdo con el FMI por 56.700 millones de dólares, que en términos históricos superó la deuda tomada en aquel famoso megacanje de 2000 y 2001 por 8.000 millones de dólares, contrajo esa deuda a cambio del ajuste y la entrega.

El gobierno de Alberto Fernández reconoció como legítima esa deuda, haciéndola votar en el congreso en lugar de repudiarla, acordando una refinanciación que inevitablemente nos hundió en un ajuste insostenible aumentando la pobreza y la indigencia.

El deterioro económico sumado a la pandemia y al aislamiento, abrió las puertas en la Argentina a la derecha neofascista que se consolida a pasos agigantados en el escenario internacional. Esta nueva derecha aprovechándose de la ruptura del entramado social producto de las faltas de respuestas eficaces a las necesidades populares se apoyó en los medios de comunicación concentrados y en las redes sociales, para presentarse como la única solución ante grandes sectores de nuestra sociedad que buscaban una salida esperanzada a su situación.

Las políticas de las derechas se afilan con la desmemoria, para llevarnos a un pasado de trabajadores sin derechos, a una educación sin mirada crítica y a la anulación de la identidad de nuestros pueblos originarios.

Así, nos presentan como nuevo el proyecto económico que llevó adelante la dictadura y, como “modernos” a los mismos personajes que participaron en el proyecto genocida, igual que a otros que llevaron adelante el proyecto neoliberal del menemismo y la Alianza (Cavallo, Sturzeneger, Melconian bastan como ejemplo). Y para demostrar que la impunidad es una cuestión de principios para ellos, ponen de ministro de economía al mismo personaje que contrajo la deuda con el gobierno de Macri: Luis Caputo.

Por todo esto, este 24 de marzo denunciamos más que nunca los crímenes y el proyecto económico de la dictadura, y las distintas avanzadas que ese proyecto económico dio en los últimos 40 años. El menemismo impuso el mismo proyecto que esta alianza neofascista de MILEI-BULLRICH-MACRI-VILLARRUEL: impunidad para los genocidas, destrucción de la industria nacional, entrega de los recursos naturales, hambre y desocupación . Esta fue la política que nuestro pueblo frenó en aquellas jornadas del 19 y 20 de diciembre, cuando el gobierno de DE LA RUA pretendió perpetuarlas.

Hoy la dupla Bullrich -Milei impone unl ajuste cruel, gobernando por decreto, censurando toda opinión disidente y reprimiendo las manifestaciones populares.

Milei y su vice presidenta, Victoria Villarruel, niegan a los 30.000 sino que reivindican a aquella dictadura genocida.

Vienen por todo: por nuestras conquistas y derechos, por nuestra soberanía, por nuestros recursos naturales y por la reivindicación de aquellos genocidas que fueron nuestros verdugos porque es lo que necesitan para apagar la resistencia.

Tenemos una historia de resistencia y de lucha, que no podemos despreciar y que debemos compartir. Supimos pelear para conseguir el juicio y castigo a los responsables de la última dictadura, supimos enfrentar a aquellos gobiernos constitucionales que pretendieron quitarnos todo, por eso sabemos que la única manera de frenar este avance criminal de políticas ajustadoras y represivas, es enfrentando en las , con la más amplia unidad, a quienes pretenden agrandar el ejército de trabajadores pobres y de indigentes con el único objetivo de asegurar sus ganancias y la entrega de nuestro país.

POR ESO DECIMOS BASTA DE HAMBRE Y REPRESIÓN.

30.000 COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DETENIDOS DESAPARECIDOS PRESENTE!!!!

JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS CULPABLES

CÁRCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA A TODOS LOS GENOCIDAS

APERTURA DE LOS ARCHIVOS DE LA REPRESIÓN

RESTITUCIÓN DE LA IDENTIDAD DE LOS HIJOS E HIJAS SECUESTRADOS

SON 30.000, FUE GENOCIDIO

¡¡¡PORQUE LUCHÁBAMOS NOS DESAPARECIERON

PORQUE APARECIMOS SEGUIMOS LUCHANDO!!!

ASOCIACIÓN DE EX DETENIDOS DESAPARECIDOS

AEDD