Pozo de Banfield

El Pozo

El «Pozo de Banfield» está ubicado en la intersección de las calles Siciliano y Vernet en la localidad de Banfield, Partido de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires. Allí funcionaron, desde octubre de 1974 hasta enero de 1977, las Divisiones Delitos Contra la Propiedad y Seguridad Personal, ambas dependencias de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires. A partir de enero de 1977 tuvieron asiento las Direcciones (Zona Metropolitana) de Investigaciones, Seguridad e Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En 1999 se encontraba asentada allí, la Sección “Asuntos Judiciales de Lanús” de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Hoy se encuentra en total estado de abandono, utilizado como depósito de vehículos policiales.

El edificio cuenta con tres plantas (ver plano), los calabozos se encuentran en los pisos primero y segundo, la dimensión de los mismos era aproximadamente de un metro y medio de ancho por dos metros y medio de largo y según los testigos se alojaban entre tres y cuatro personas, en las que para poder dormir sobre el piso debían ponerse en forma intercalada una a la cabecera y otra a los pies de la misma y los pies sobrepasaban la cintura de la que estaba invertida.

Casi todos los sobrevivientes recuerdan los pisos y la escalera de cerámicas rojas. Las ventanas estaban ubicadas en la parte superior de las paredes del pasillo, un lado daba a un barrio (Y.P.F.) y desde el otro lado se podía observar una antena. Algunos testimonios dan cuenta de la existencia de un sótano con cuchas y un segundo sótano donde se torturaba, que no figuran en los planos realizados por la Conadep en el año 1984. También refieren haber escuchado el sonido de un tren.

De acuerdo al trabajo de recopilación de datos realizado por la AEDD, el Pozo de Banfield funcionó como campo de concentración desde 1974 (algunos secuestros perpetrados por la AAA) hasta 1978. Desde 1976 dependió la Zona 1, Subzona 11, Area 112, con sede en el Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 del Ejército Argentino (La Tablada). En cuanto al rol que tenía asignado el Pozo de Banfield, podemos individualizar dos etapas claras: desde 1974 hasta fines de 1976, era destinado centralmente a la obtención de información donde los prisioneros eran interrogados y torturados. Luego y hasta los últimos registros, en el año 1978, los testimonios reflejan que el Pozo de Banfield funcionaba principalmente como depósito de prisioneros provenientes de distintos campos de concentración de la provincia de Buenos Aires, hasta que se adoptara decisión definitiva sobre su destino. La segunda etapa sin embargo, no excluía la aplicación de torturas con picana eléctrica a algunos de los detenidos.

De las 253 personas identificadas con sus nombres y apellidos que permanecieron en cautiverio en el Pozo de Banfield, las que en su gran mayoría continúan hasta la fecha como desaparecidas, fueron vistas por última vez con vida en ese lugar. La cantidad de “grandes traslados” mencionados por los testigos, da lugar a decir que en su última etapa el “Pozo de Banfield” fue un centro de exterminio.

 El Pozo de Banfield formaba parte del denominado Circuito Camps (ver N° ¿? Tantas Voces…tantas vidas”). Una de las características era que las víctimas eran trasladadas de uno a otro de los CCD que operaban bajo bajo la órbita del Gral. Camps, como por ejemplo: Arana – Pozo de Banfield – Pozo de Quilmes – Comisaría 3ra. de Lanús; Brigada de Investigaciones de La Plata – Arana – Pozo de Banfield – Comisaría 5ta. de La Plata; Brigada de Investigaciones de San Justo – Pozo de Banfield; Puesto Vasco – Pozo de Banfield.  Existen también ejemplos de detenidos que «entraban o salían» del Circuito Camps siendo trasladados a otros campos de detención dependientes del Primer Cuerpo como por ejemplo Orletti – Protobanco – Pozo de Banfield; El Tolueno – Pozo de Banfield. Esta metodología demuestra una vez más que, aún teniendo independencia operacional, los distintos grupos represivos respondían a un esquema único planificado desde el Gobierno.

La vida cotidiana en el Pozo

El Pozo Banfield se caracterizó por tener alojada gran cantidad de personas en comparación a la extensión de la estructura física. En el segundo piso había tres y hasta cuatro mujeres por calabozo y hasta seis hombres.

En cuanto a la alimentación la misma era absolutamente insuficiente, así relata un sobreviente:  “… se comía esporádicamente – por ejemplo en una semana sólo comimos una vez -. Que lo habitual era comer una sola vez en el día, siempre comida fría, guisos grasientos que eran servidos en fuentones … “. Otras personas expresaban “Solamente salíamos, para comer de la celda, una vez cada dos días. …”. “… En Banfield la tortura era la comida, que la escupían. El Tano, guardia de Banfield… sacaba del sancoche que nos daban de comer – una especie de guiso con bastante grasa y poco alimento – los pedazos más grandes no sé si de carne o mondongo y se lo daba a los perros…”.

La limpieza del sitio así como también el aseo personal eran bienes escasos, de tal manera que a las condiciones de hacinamiento, se le agregaban la falta de posibilidades de higiene y la proliferación de piojos. Así lo atestiguan dos mujeres que permanecieron en cautiverio“…En cada celda había tres o más mujeres y el inodoro era una botella de lavandina cortada arriba (recipiente plástico de 20 cm. de alto por 10 cm de diámetro) … Esa misma noche me dejaron a cuatro cuadras de la casa de mis padres, con mi beba en brazos con un camisón y ojotas, sin documentos y plagadas (las dos) de piojos ”. Otro sobrevieinte narra: “El baño era una vez por semana, siempre vendados y semidesnudos, todos juntos mujeres y varones, ocasión en que los guardias permanentemente molestaban a las mujeres. En cuanto a las necesidades personales debían hacerse en la misma celda (orina) o en un tachito o en un rincón de la misma, no pudiendo defecar más que cuando algún guardia se le ocurría llevarnos. …”.-

El Hospital

Una característica distintiva del Pozo de Banfield fue el gran número de embarazadas que fueron vistas en ese lugar. Tan es así que era denominado en forma eufemística “El Hospital”.  Una sobreviente recuerda « las mujeres embarazadas de mi conocimiento eran: A) Gabriela Carriquiriborde, embarazada para dar a luz a fines de diciembre, estaba en el pabellón en el que estaba mi viejo. B) Liliana Isabel Acuña de Gutierrez, embarazada de 5 meses en el momento de su detención el 26-8-76. C) Stella Maris Montesano de Ogando, de 31 años de edad, abogada que dio a luz el día 5-12-76, a una criatura de sexo masculino. Me enteré del hecho por haber compartido la misma celda y porque el día del alumbramiento fue retirada de la celda y conducida a dependencias en la planta baja junto con otra detenida, cordobesa, de profesión obstetra, quien asistió a la madre. Esta última también embarazada, perdió su hijo a causa de las torturas recibidas. Stella Maris Ogando retornó diez días despues del nacimiento de su hijo pero desconociendo el destino que iba a tener la criatura, a pesar de haberle sido dicho que sería entregado a su familia….. A Stella la ponen conmigo cuando faltarían tres semanas para su parto. A ella la bajan para su parto, cuando ella se descompone todos comenzamos a golpear sus puertas. Bajan a una chica que era estudiante de medicina de apellido Pujol, Stella regresa a los 10 días sin el bebé. Creo que tenía una soga en una mano atada a la cama. Ella me dice que tuvo un varón, que le iban a poner de nombre Martín, que se parecía a su hija Virginia cuando ella había nacido. Regresa con el cord6n umbilical del bebé. A veces nos sacaban de la celda a la puerta y fue así que una vez que nos sacaron pasó el cordón umbilical de mano en mano hasta llegar a las manos de Jorge. Stella me contó que el lugar de parto era muy precario, tubo una cama con colchón, Martín tenía ropa y le habían prometido restituirlo a la familia. La ayudó esta chica Pujol. El único momento en que la desatan es en el del parto. Estuvo con los ojos vendados cuando se la llevan al parto”.

Según los testimonios analizados a los que se ha sumado la información disponible en la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, estuvieron secuestradas en el “Pozo de Banfield” veintiún mujeres embarazadas o que dieron a luz inmediatamente antes de llegar. Existen pruebas fehacientes de que ocho dieron a luz mientras estaban en cautiverio en el Pozo de Banfield: Stella Maris Montesano, Mónica Lemos, Eloísa Castellini, Aída Sanz, Gabriela Carriquiriborde (15 años), Yolanda Casco, Cristina Navajas y Mary Artigas, todas ellas continúan desaparecidas.

Adriana Calvo dio a luz mientras era llevada al Pozo de Banfield, Silvia Isabella Valenzi (desaparecida) en el Hospital de Quilmes; Liliana Ross (desaparecida) tuvo mellizos en la cárcel de Olmos, detenida ilegalmente; Celina Márquez, Silvia Negro y Nelfa Suarez mientras estaban detenidas legalmente; María Adelia Garín (desaparecida) en lugar desconocido. Dos abortaron a causa de las torturas: Lucía Marrocco y Gladys Pujol (desaparecidas). Liliana Isabel Acuña, Blanca Altamnn Levy, Mónica Grispon y Silvia Muñoz, fueron vistas embarazadas en el Pozo de Banfield y no se sabe si llegaron a dar a luz.

Una de las niñas (Teresa Laborde Calvo) fue liberada junto a su madre del Pozo de Banfield, no se conoce con certeza el destino de los hijos de Celina Márquez, de Nelfa Suarez y de Silvia Negro aunque probablemente hayan sido liberados junto con sus madres.

De los hijos de las restantes 15 embarazadas, 4 fueron restituídos a sus verdaderas familias muchos años después (Carmen Gallo Sanz, Carlos D’Elía Casco, Victoria Moyano Artigas y María José Lavalle Lemos) y 8 continúan en calidad de desaparecidos.

Plan Cóndor: ciudadanos uruguayos

El Pozo de Banfield constituyó, sin duda, un centro de operaciones del Plan Cóndor en cuanto a la coordinación represiva entre la Argentina y la República Oriental del Uruguay. Prueba de ello es la gran cantidad de ciudadanos de origen uruguayo que estuvieron alojados en dicho lugar así como el caso de un matrimonio argentino con su hija argentina de menos de 2 años de edad, que habiendo sido aprehendido en el Uruguay, fue trasladado a esa dependencia policial. Una sobreviente da cuenta de esa metodología: “… durante el período en el que estuvimos en el mismo sector ambas me dijeron que la mayoría de los uruguayos habían sido  torturados  y que cinco detenidos al mismo tiempo que ellos  o alrededor de la misma fecha habían sido trasladados a Uruguay clandestinamente..”.  Asimismo Chamorro manifiesta respecto del matrimonio Logares que: «… habían sido trasladados clandestinamente desde el Uruguay lugar de su detención, a la Argentina… a mediados de mayo de 1978”.

En relación con el destino de los ciudadanos uruguayos dice Eduardo Otilio Corro, atestigua lo siguiente: “… El 16 de mayo de 1978 se produce un traslado con destino desconocido de los uruguayos detenidos- desaparecidos, alojados en el sector “B”, a excepción de las señoras María Asunción Artigas de Moyano e Ileana Ramos de Dossetti”.

Treinta y dos fueron los ciudadanos uruguayos de los cuáles se tiene registro que permanecieron en cautiverio en el Pozo de Banfield.

Texto extraído de «Tantas voces….Tantas vidas» año 7 – n° 12 – marzo 2006


Fuente: Archivo Histórico de la Asociación de Ex-Detenidos Desaparecidos
El documento en PDF
es el reconocimiento del genocida Berges por Adriana Calvo en el año 1985 en la causa Nº 2174 , caratulada:»AGUERO,Narciso y otros s/querella», Juzgado de Lomas de Zamora